
Bazaar Nishtiman, los escombros de Qaraqosh
En pleno corazón de Erbil, rodeados de tiendas de electrodomésticos, colmados y mezquitas se encuentra un bazar. Las primeras dos plantas están llenas de tiendas, de la 3ª a la 5ª hay 300 familias cristianas de Qaraqosh, la ciudad cristiana más grande de Irak.
JAUME VIVES VIVES/-Dicen que nadie les hace caso, “Occidente no nos escucha, no hace nada” se lamenta Rabee Soran, un cristiano de Qaraqosh responsable de todas las familias cristianas que se encuentran en este centro comercial.
Rabee antes trabajaba de veterinario hasta que el Daesh les expulsó de su tierra ahora hace un 1 año y 4 días, el 6 de agosto de 2014. Es padre de cinco niños, tres chicos y dos chicas. En su ciudad natal era rico, no le faltaba de nada. Ahora no tiene absolutamente nada, se fue de Qaraqosh con lo puesto. Ni casa, ni coche, ni dinero, todo se quedó allí. Todo menos su familia y su fe.
Foto: Javi Carreras
Rabee se pone a llorar cuando nos explica su llegada a Erbil después de estar toda la noche huyendo. Le rompió el corazón ver a conocidos suyos, a sus hermanos cristianos, durmiendo en las calles, en el suelo, tratados como escombros por sus vecinos y por el mundo entero.
Fue cuando decidió ir a hablar con Nazar Hana, un empresario de Kirkuk afincado en Líbano. Nazar es el propietario del centro comercial en el que ahora se alojan, y a día de hoy está construyendo otro a escasos 500 metros. Este empresario ha contratado a muchos de estos cristianos para que le ayuden en la construcción de este nuevo centro comercial.
Foto: Alfredo Panadero
Cuando Rabbe fue a hablar con él les cedió sin pensarlo las tres últimas plantas de su bazar sin condiciones de ningún tipo, de forma totalmente gratuita y sin pagar un solo dinar iraquí. A los 7 días se llenó con 360 familias y a día de hoy hay 300. Las otras 60 han conseguido visado para marchar a Francia, “el único país que por ahora está ofreciendo una ayuda real a los cristianos perseguidos” dicen la mayoría de las familias.
Qaraqosh la nohe de la huida Foto: Hind Princess
Las condiciones de vida en el centro comercial son muy duras, las familias viven hacinadas en pequeñas habitaciones y no tienen agua potable. La electricidad no es un problema y gracias a Dios pueden cocinar y tienen luz para poder hacer vida en familia cuando el sol se pone a las 7 de la tarde.
Por ahora SALT (Serving and Learning Together) es la fundación que más les está ayudando, sobre todo con comida. Aunque también la Iglesia y Ayuda a la Iglesia Necesitada les ha ayudado alguna vez.
Espiritualmente les atiende el P. Ignatios, un sacerdote de Ankawa, el barrio cristiano de Erbil, que una vez por semana se desplaza para celebrar la Misa con todas las familias.
Rabee nos acompaña a dar una vuelta por todo el complejo para explicarnos en detalle cómo funciona. Nos enseña varios negocios que han montado algunas de las familias para matar los ratos muertos. Hemos estado en la peluquería y en un pequeño colmado de alimentación.
Se para ahora en una de las habitaciones y nos invita a pasar. Es la casa de un matrimonio mayor, Najeeb (1939) y Dalal (1942), que vive con su hija. Ellos también son de Qaraqosh pero cuando el Daesh llegó a la ciudad estaban durmiendo y no tuvieron tiempo de huir.
Durante 20 días estuvieron presos bajo el control del Estado Islámico, hasta que finalmente les dieron 2 opciones, convertirse y quedarse o seguir siendo cristianos y huir, dejar toda su vida en Qaraqosh y marchar sin nada.
Foto: Javi Carreras
Escogieron esta última opción y aquí están, en Erbil, durmiendo en el suelo, enfermos y tristes. Cuando huyeron tuvieron que caminar 80 kilómetros. El padre ahora tiene un pie gangrenado y nos suplica que les ayudemos. No pueden salir de la habitación ni para ir al médico, no pueden caminar y el centro comercial no tiene ascensor. Quieren una caravana para que su vida sea menos difícil e ir al médico sea más fácil.
Pero la vida es mucho más que todo esto. Rabee nos decía que ahora, cuando lo ha perdido todo, es cuando más cerca está de Dios. “Antes era rico, tenía de todo y no tenía tiempo para Dios, ahora lo he perdido todo y siento que estoy mucho más cerca de Dios” nos dice.
Foto: Javi Carreras
Volveremos al Bazaar y esperamos que con buenas noticias, si nosotros no hacemos nada por estos cristianos olvidados por todo el mundo, ¿quién lo hará?
Son Gنardianes de la Fe
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